¿FALTAN EXAMINADORES O FALTAN CLASES…? ¿FALTAN PROFESORES?

Una vez más las patronales empresariales del sector se quejan de la falta de examinadores. En un contexto de crisis sanitaria no superada exigen exámenes a demanda. ¿No somos conscientes de la situación de excepcionalidad que vivimos? Numerosos sectores están viendo reducida su actividad por las medidas anti-covid y nuestra patronal tiene a sus trabajadores al 150% y exige más exámenes pero se siguen subiendo los alumnos sin estar preparados. ¿Cuántos alumnos podrían haber obtenido su permiso de conducción en este tiempo si la tasa de aprobados fuera del 100% y no del 25% en primera convocatoria?¿Por qué necesitamos 2 o 3 o 4 exámenes para que nuestros alumnos aprueben?¿No tenemos parte de responsabilidad en saturar unos servicios públicos que son limitados?

Ya hemos dichos anteriormente que somos un sector privilegiado porque los alumnos no los perdemos. Se pueden distribuir de forma diferente en el tiempo pero no los perdemos como en la hostelería y en tantos otros ámbitos de inversión empresarial.

De la misma manera que los recortes en Sanidad o Educación afectan a la calidad del servicio prestado al ciudadano, lo mismo ocurre con la DGT. Llevamos ya muchos años sufriendo recortes porque había que pagar el rescate de la Banca y los intereses de la Deuda Pública.Durante los últimos años los examinadores y la DGT no han podido cumplir con su labor fiscalizadora y de inspección del sector de las autoescuelas. Las inspecciones y los controles han caído a niveles peligrosos en un sector caracterizado por la extrema precariedad. Las detenciones y denuncias de la policía sobre las irregularidades en los cursos de los permisos de la clase A (moto) son un claro ejemplo de las consecuencias de que la DGT no lleve a cabo su labor de inspección de la actividad de las autoescuelas.

Nosotros no tenemos muy claro si faltan examinadores, seguramente sí – como faltan profesores, médicos y gasto social. Lo que sí sabemos es que sobran exámenes y que la tasa de suspensos en primera y segunda convocatoria es excesivamente alta. La pregunta pertinente es la siguiente: ¿Cuántos alumnos podrían haberse examinado en la DGT si la tasa de suspensos no fuera tan alta? ¿Harían falta más examinadores si la norma fuera aprobar en primera convocatoria? ¿Podría el actual parque de examinadores dar cobertura a la demanda de exámenes de todos los aspirantes si se redujera el número de suspensos?

Desde los sindicatos hemos venido denunciando que la guerra de los precios por clase nos había llevado, consciente o inconscientemente, hacia un modelo deformado de negocio donde se trata de compensar la caída de ingresos por clase práctica o gratuidad de las teóricas con las famosas “renovaciones de los papeles”. Es curioso que el presidente de la CNAE, que habla públicamente de lo caros que son los exámenes no diga nada del precio que están cobrando las autoescuelas por la mera gestión del pago de las tasas de examen… Esta es la razón nuclear del hambre voraz de exámenes por parte de la patronal del sector.

¿Hay que aumentar la inversión en la DGT? Sí, por supuesto que sí, y optimizar los recursos, y no puede olvidarse tampoco su responsabilidad en lo que a educación y seguridad vial se refiere. Existen numerosas carencias en la informatización de todos los procesos vinculados a la obtención de los permisos que obligan a farragosos trámites que se podrían digitalizar y simplificar. Es un servicio público que debe actualizarse y modernizarse y sobretodo dar respuestas rápidas y eficaces.

¿QUÉ PIENSAN LOS PROFESORES ASALARIADOS?

Para el colectivo docente la explicación de la tasa tan alta de suspensos tiene una explicación bien clara y sencilla que nadie parece querer ver: los alumnos suben poco preparados y con poca experiencia. Muchos de nuestros alumnos suben a examen a ver si “suena la flauta” o a “probar suerte”.

Muchos profesores se quejan de que los alumnos suben a examen sin consultarlo antes con ellos, o que es la misma autoescuela quien hace las listas para subir a examen sin consultarlo previamente. Muchos profesores también han señalado que los cupos de examen siempre van llenos a pesar de que los alumnos subían sin estar preparados.

El profesor de autoescuela tiene siempre un doble alma, es formador pedagógico y asesor financiero simultáneamente. Rara vez es aquella en la que el alumno se despreocupa del número de clases o de “aprender para” aprobar un exámen; y más extraño aún es que dicho alumno sólo tenga como objetivo tener una buena formación vial y aprender a circular con seguridad el resto de su vida. En este mundo tan materialista es difícil poner en valor un bien tan inmaterial como el que nosotros producimos, -la formación vial.

Obviamente esto tiene que ver con la naturaleza privada de la formación en la que a mayor número de clases, que es lo mejor para el alumno, peor para su economía particular. Así que los profesores tenemos que ejercer nuestra docencia a contrarreloj de la cartera del alumno que encima piensa que es muy caro… Y cuando su cartera se agota vienen las prisas por subir a examen, y aquí van de la mano los intereses del alumno y la autoescuela. El peligro es cuando aprueban y tú, como profesor, no te subirías en su coche al día siguiente. Y si suspenden, la autoescuela se frota las manos pero ahora el alumno quiere hacer menos clases porque tiene todavía menos dinero. Y así hasta que aprueban mediocremente sus exámenes… sin pena ni gloria.

Si la formación vial fuera un servicio público no tendríamos este problema con el alumno, obviamente. Con el paso de los años todos hemos naturalizado esta “nueva normalidad” de la mediocridad en las formaciones y en las evaluaciones. Todo nos hemos acostumbrado a esta devaluación de las exigencias formativas como el conductor se acomoda al desgaste de los amortiguadores. Quizás lo mejor sería cambiar los amortiguadores y coger el toro por los cuernos y reconocer que una parte del problema, y de la solución, la tenemos en casa.

Según el lugar de obtención del permiso, sin entrar en el debate de las zonas de exámenes tiovivo (aquellas donde van determinados alumnos porque “es más fácil”), nuestros alumnos presentan serias deficiencias formativas. Por ejemplo, los profesores de las grandes ciudades sabemos que nuestros alumnos tienen serias carencias en las vías secundarias porque en su formación apenas han trabajado carreteras convencionales o vías rápidas, o sólo han sido vías de circunvalación. Nuestro sindicato ya trasladó en su día una propuesta a la DGT para modificar el reglamento de exámenes e incluir un mínimo de 500 kilómetros de circulación divididas en diferentes ejercicios y tipos de vías. Con esta propuesta se cubriría la formación urbana e interurbana y se podría aumentar significativamente la calidad de la formación. De esta manera sería más fácil aprobar en primera convocatoria y tener una sólida formación independiente de la ratificación en el examen.

Quizás falten examinadores pero sobran muchos exámenes porque faltan muchas clases por realizar. Y puestos a pedir nosotros queremos más examinadores pero para fiscalizar a las autoescuelas, porque de que no hayan inspecciones no se quejan… y nosotros sí.

También queremos añadir, que si nuestro sector no fuera insumiso fiscal y pagara todos los impuestos que corresponde, por ejemplo declarando las horas extras de sus profesores, o no pagando en sobres, seguramente la mayor recaudación permitiría tener unos mejores servicios públicos y más examinadores. No se puede eludir el pago de impuestos y exigir con prepotencia a la Administración exámenes a demanda habiendo listas de espera en la sanidad pública porque mi negocio es lo primero.

¿DÓNDE ESTARÍAN LAS COLAS DE LOS ALUMNOS SI LOS PROFESORES TRABAJARAN 35 HORAS SEMANALES?

Otra reflexión que queremos lanzar al aire es la siguiente. Nuestro sector se caracteriza por una gran precariedad laboral y por largas jornadas de trabajo que empiezan por la mañana y terminan por la noche con el horario comercial de la autoescuela.

Más o menos la formación de un alumno nos lleva entre 30 y 40 horas como promedio. Si se cumpliera el Convenio un profesor formaría, más o menos, a 4 alumnos al mes. Y si aprueban a la primera seguro que no se saturan los exámenes.¿Cómo puede ser que la DGT ni tan siquiera compruebe la relación laboral que tienen los profesores con la autoescuela? ¿Cómo puede ser que un profesor contratado a media jornada o a un cuarto de jornada presente tantos alumnos a examen como un profesor a jornada completa? ¿Nos lo explican?

Así que una de las consecuencias del exceso de horas y de carga de trabajo de los profesores es que las colas de los alumno se trasladan a los exámenes (y por tanto a la administración) cuando si se cumplieran las 35 horas las colas estarían en las autoescuelas. Ya le podemos asegurar a la DGT que si hicieran cumplir a las autoescuelas con las 35 horas para sus profesores, y los alumnos aprobaran en 1 o 2 convocatoria no harían falta tantos examinadores. Eso sí, la cola de los alumnos estaría entonces en las autoescuelas para empezar las clases prácticas porque ellos mismos han reconocido que faltan más de 1.400 profesores de formación vial.

La capacidad de la DGT de examinar es un recurso público finito. ¿Os imagináis que pidiéramos una segunda estación de ITV en el pueblo porque hay cola? Pero que a su vez todos los vecinos pasaran la ITV a la 3 , 4 o 5 inspección. ¿No sería mejor pasar las ITV a la primera y gastar el dinero en otro servicio para el pueblo? ¿Cuántas estaciones de ITV querría alguien que ganara dinero cada vez que se hiciera una revisión de cada inspección rechazada?

¿REALMENTE FALTAN PROFESORES?

En la actualidad existen más titulados que en toda la historia de nuestra profesión y sin embargo las autoescuelas se quejan de que no encuentran profesores. ¿Consiguió la privatización de la formación de los docentes solucionar el problema estructural de falta de profesores? Pues la verdad es que no, que algunos hicieron buenos beneficios pero la calidad formativa se devaluó y se inundaron los mercados en plena crisis. El resultado fue una oleada de atomización de las autoescuelas y una acentuación del modelo Low Cost de formación vial que nos ha llevado a la autoescuela-peluquería, -yo me lo guiso yo me lo como.

Los sindicatos hemos sido muy claros sobre la naturaleza de la falta de profesores en la actualidad. Si antes de la crisis del 2008 se podría sostener que faltaban titulados, tras la privatización de la formación y dada la cantidad de profesores titulados que han salido de los diferentes cursos, ahora no podemos decir que falten titulados. El problema de la falta de profesores tiene una clara relación con las condiciones de extrema precariedad y excesiva carga de trabajo de los profesores de formación vial. En los últimos años ha sido incesante la fuga de compañeros formadores viales hacia otros sectores laborales. La fuga es continua y es por eso que vuelven a faltar profesores por toda la geografía.

Seamos claros, a pesar de que nos gusta nuestra profesión, no nos gustan nuestras condiciones laborales. No nos gusta el pago por tikets, no nos gustan los horarios de 7 de la mañana a 9 de la noche. No nos gusta no poder ver ni atender a nuestras familias. Y sobre todo, es indigno cobrar el SMI + 40 euros por un trabajo tan sacrificado y especializado. ¿Nos pueden explicar los empresarios por qué el salario de un profesor es de 990 euros? Si ellos no valoran nuestro trabajo como esperan que sí lo haga la sociedad. Es URGENTE subir el salario base de los profesores y cumplir con las obligaciones laborales. Sólo de esta manera nuestra profesión será atractiva y dejaremos de encontrarnos con que faltan profesores. Insistimos, no faltan profesores, faltan condiciones dignas de trabajo.

– 35 horas ya, trabajar menos para trabajar todos!!

– Dignificación del salario del Convenio ¡¡

– Conciliación de la vida laboral y familiar ¡¡

– Plus de peligrosidad ¡¡ATAAC

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